Matrimonios ENS, testigos valientes como Santiago
Dentro de pocos meses se cumplirán veintitrés años del IX Encuentro Internacional de Equipos de Nuestra Señora celebrado en Santiago de Compostela (Septiembre 2000). En aquel entonces, el papa San Juan Pablo II recordó a nuestro movimiento una misión esencial: el “proponer una espiritualidad conyugal y familiar arraigada en el sacramento del matrimonio”.
Cuenta la tradición que el Apóstol, desanimado por el escaso éxito de su tarea evangelizadora en la vieja Hispania, se hallaba sentado a orillas del río Ebro y que allí, en lo que hoy es Zaragoza, se le apareció María Santísima para darle confianza y entusiasmo en su misión. La presencia de Nuestra Señora en su vida fue determinante, como lo es también para nosotros: “Haced lo que Él os diga” (Jn. 2,5).
Santiago fue fiel a la llamada y su compromiso le llevó hasta el martirio en Jerusalén. Sus discípulos trajeron su cuerpo hasta este “finis terrae”, lugar que supo acoger la buena noticia del Evangelio, y hoy reposa en la cripta de la Catedral compostelana, convertida así en centro de peregrinación jacobea y símbolo de la Europa cristiana.
En estos tiempos convulsos el matrimonio continúa siendo una hermosa aventura y un camino de santificación. Y en esa ruta del amor no faltan las dificultades y los momentos duros, como los hay en muchas de las etapas del Camino de Santiago que recorren tantos peregrinos. Pero tenemos la certeza de que el Señor camina a nuestro lado y que la gracia del Sacramento del Matrimonio es fuente para una auténtica espiritualidad encarnada en la realidad conyugal.
El Apóstol Santiago fue el primero que “bebió el cáliz del Señor”. Nosotros, como integrantes de ENS, tal vez nunca seamos mártires por la sangre como lo fue él, pero debemos aprender de su ejemplo evangélico a ser testigos fuertes del Señor como esposos y como padres. Para ello contamos, además, con la ayuda de Nuestra Señora, pilar de nuestra confianza y nuestro entusiasmo.
Pilar y Javier
Santiago de Compostela