Un Equipo de Nuestra Señora necesita un sacerdote, porque, reunido en nombre de Cristo, se constituye como Iglesia en la que vocación matrimonial y sacerdotal se complementan.
Ante todo, el consiliario espiritual (CE) es un equipista como los otros. Mientras que las parejas han recibido el sacramento del matrimonio, el consiliario ha sido ordenado; su sitio en el equipo muestra el paralelo entre nuestras vocaciones: todos caminamos hacia Cristo, cada uno desde su vocación.
Él es el enlace del equipo con la Iglesia y la diócesis. En fin, con la presencia de un consiliario tenemos un representante de Cristo en el seno de la comunidad eclesial que es el equipo.
El enriquecimiento entre matrimonios y consiliario en un equipo es bidireccional. Por un lado los conocimientos y experiencias del sacerdote permiten profundizar en los temas de estudio, en los puntos de esfuerzo, en la oración… Por otro lado la convivencia con los matrimonios y sus hijos, sus problemas, sus inquietudes, su vivencia de la fe aportan una experiencia y un conocimiento de la pareja y la familia útiles en su trabajo.
El equipo supone para el consiliario, al igual que para el resto de parejas que lo conforman, una comunidad de referencia donde crecer en espiritualidad, donde compartir los problemas e inquietudes de cada día, donde profundizar en el sentido del camino que andamos.
El Consiliario aporta una visión importante a las inquietudes, problemas y necesidades de cada matrimonio. Y al mismo tiempo recibe una visión importante sobre las inquietudes, problemas y necesidades de cada pareja del equipo.