Que celebramos el Jueves Santo
Sin duda la mejor forma de mostrar nuestra hospitalidad es compartiendo una comida. Compartir la comida con las personas que amamos y con los matrimonios de nuestros equipos, teje un vínculo de vida y de valores.
La comida para Jesús ocupa un lugar considerable en la tradición del evangelio, comparte la mesa con personas que entonces no gozaban de buena reputación: le encontramos dando de comer a una gran multitud, sentado a la mesa de quiénes le invitaban, o en la última cena. Así comenzó su camino a la cruz, compartiendo una cena con los suyos, un signo hermoso del amor total, libre y gratuito.
En esa cena que conmemoramos en la Eucaristía, nos dejó la alegría de la presencia de quién nos hace capaces de amar “hasta el extremo”. Esto es lo que nos expresa la liturgia del Jueves Santo en la celebración de la cena del Señor.
Jesús en esos momentos les muestra a sus discípulos, y a nosotros también, como es su amor, y lo hace con un gesto humilde: lavar los pies, - es lo que hacían los sirvientes cuándo llegaban los invitados a un banquete -, un servicio de lo más humilde, y de esa forma nos explica en que consiste el Reino de Dios.
En ese gesto de lavar los pies Jesús nos propone como matrimonios un amor exigente, en el que no debo poner límites y estar dispuesto a afrontar el cansancio y las dificultades; tampoco debo llevar las cuentas para ver quién da más o quién se esfuerza más, amar hasta el extremo es diferente, es amar al otro porque crees que es camino.
Para poder lavar los pies a los demás y vivir este amor, necesitamos “permanecer”, nosotros en Dios y Dios en nosotros.
No evoquemos el pasado de la cena del Señor, sino que la actualicemos en nuestro matrimonio. En nuestros Equipos tenemos los recursos necesarios con nuestros puntos concretos de esfuerzo para permanecer en Dios y poder lavar los pies.
Celebremos juntos el Jueves Santo
Inmaculada Ramírez
Cordoba-29