San Miguel ELTRATO

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San Miguel ELTRATO

Celebramos la festividad de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.

En el Antiguo Testamento, en las enseñanzas de Jesús, en varias cartas de San Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y sobre todo en el Apocalipsis aparece la presencia y la acción de los Ángeles.

A los Arcángeles se les podrían considerar como “la mano derecha del Dios” sus “asistentes”. Están directamente al servicio del Señor para llevar a cabo misiones especiales.

Son mediadores, guardianes, protectores y ministros de la justicia divina.

Su misión principal es la de servir, amar y dar gloria a Dios, ser mensajeros y ayudar y cuidar a los hombres.

Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones”.

En esta ocasión quiero centrarme, por lo que significó para mí, en San Miguel.

Desde pequeño nunca me asaltó la duda, lo tenía clarísimo, para mí, al igual que conocíamos a San Juan Bautista, San José Obrero, y otros tantos, San Miguel Eltrato era mi preferido.

¿Y por qué “Eltrato”?

En un pueblo, principalmente ganadero, la llegada de San Miguel al final de septiembre era un acontecimiento, “La Feria” con mayúsculas y sobre todo la Feria de Ganado.

Los saludos entre las gentes eran:

  • Buenos días ¿a San Miguel?
  • Buenos días ¡¡si, a el trato!!

Unía dichos saludos y mi conclusión estaba clara: San Miguel era ¡¡San Miguel Eltrato!!

Todo cambiaba, olor a ganado, a churros, patatas fritas, helados y ¡¡cómo no!! los cacharritos, humildes aparatos sin categoría aún de atracciones: las barcas, las volanderas…

Eran unas fechas de expectación, alegría y nervios. Expectación, para los ganaderos por saber que ganados podrían comprar. Nervios, hasta que se vendían las cabezas que llevaban.

Nosotros los pequeños nos sentíamos expectantes, alegres y nerviosos por saber que cacharritos vendrían, ¿habría alguno nuevo?

Se comenzaba la jornada con una misa de campaña en el propio ferial que se ofrecía al Santo, (para mí San Miguel Eltrato)

El sacerdote, don Antonio, siempre terminaba la Eucaristía con la frase ¡¡Quien como Dios!! y todos respondíamos “San Miguel”. Yo no lo comprendí hasta ser mayor, se refería al significado del nombre Miguel “quién como Dios”.

Después de la Misa, bullicios, peleas verbales y muchas voces entre vendedores y compradores, no entendía, el silencio y fervor de la Eucaristía contrastaban con esa actitud agresiva hasta terminar el trato.

Terminaba todo con la vuelta a casa, cansados pero contentos por todo lo vivido.

 Aprovechamos la ocasión para felicitar a todos los Migueles, Gabrieles y Rafaeles de los Equipos de Nuestra Señora.

Inés y Juan 

Badajoz 13