Queridos Reyes Magos:

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Queridos Reyes Magos:

Queridos Reyes Magos:

Este año me he portado muy bien y he sido muy bueno, he ayudado a mamá en casa, le he obedecido y he recogido mi habitación; y si no ¡preguntadle a mamá!

¿Os acordáis? Con este espíritu de ilusión recibí el encargo de escribir, estas líneas para el día de la Epifanía del Señor.

¿Cómo debemos vivir desde la Fe este día? ¿Cuál ha de ser nuestra actitud? ¿Qué sentido debe tener para nosotros los (abundantes) regalos?

Estos interrogantes encuentran sus respuestas en las distintas homilías de las misas de la Epifanía del Santo Padre Francisco, desde que inició su pontificado.

El Papa Francisco nos interpela para que descubramos el valor de la elección de los Reyes Magos a quienes define como “sabios compañeros de camino” y cuyo ejemplo “nos ayuda a levantar la mirada hacia la estrella y a seguir los grandes deseos de nuestro corazón”. Los Reyes Magos vieron una estrella, se pusieron en camino y llevaron regalos al Niño Dios. A la luz de las palabras de Francisco veamos que significa cada uno de ellos:

 

LA ESTRELLA.

La estrella que apareció en el cielo se enciende en el corazón de los Reyes Magos, una luz que los impulsa a la búsqueda de la gran Luz de Cristo”. Ante esto debemos preguntarnos ¿Dónde tenemos puesta la mirada: en el cielo o en el suelo? Nos preocupamos de las cosas mundanas: dinero, estatus social, salud, …, o por el contrario nos preocupamos de seguir a Jesucristo, de que nuestra vida sea evangelio para los demás. Reconozco que quizás yo mire más al cielo por las circunstancias de mi vida, pero hagamos que la estrella que siguieron los Reyes Magos nos guie a vivir la Luz del Evangelio, sin que nos desvíen las estrellas fugaces del día a día.

Según Francisco, se trata en realidad de «estrellas fugaces que, en vez de orientar, despistan. En cambio, la estrella del Señor no siempre es deslumbrante, pero está siempre presente: te lleva de la mano en la vida, te acompaña. No promete recompensas materiales, pero garantiza la paz y da, como a los Magos, una inmensa alegría».

 

EL CAMINO.

El Papa resalta la actitud tan dispar de los Reyes Magos que se ponen en camino y van hacia Jesus, recién nacido, frente a Herodes que espera desde su poltrona a que otros hagan el trabajo por él. No basta saber que Jesús nació “si no lo encontramos”. “Hoy estamos invitados a imitar a los Magos. Ellos no discuten, sino que caminan; no se quedan mirando, sino que entran en la casa de Jesús; no se ponen en el centro, sino que se postran ante él, que es el centro”.

Nos dice Francisco que “para encontrar a Jesús hay que plantearse un itinerario distinto, hay que tomar un camino alternativo, el suyo, el camino del amor humilde. Y hay que mantenerlo”. Recordó que, tras adorarlo, los Reyes Magos “se retiraron a su tierra por otro camino”, distinto al de Herodes. “Solo quien deja los propios afectos mundanos para ponerse en camino encuentra el misterio de Dios”.

 

LOS REGALOS.

También no orienta el Papa Francisco diciéndonos que “es la gracia del Espíritu Santo la que hace que los Reyes Magos encuentren al verdadero Dios, que rechacen el engaño de Herodes, aceptando la pequeñez del Niño que adoraron, ofreciendo dones preciosos”. “Los Reyes Magos van al Señor no para recibir, sino para dar. ¿Hemos llevado algún presente a Jesús para su fiesta en Navidad, o nos hemos intercambiado regalos solo entre nosotros?” ¿Qué debe significar para nosotros el oro, el incienso y la mirra? El Papa nos exhorta con estas palabras:

  • El oro, considerado el elemento más precioso, nos recuerda que a Dios hay que darle siempre el primer lugar. Se le adora. Pero para hacerlo es necesario que nosotros mismos cedamos el primer puesto, no considerándonos autosuficientes sino necesitados.
  • El incienso, que simboliza la relación con el Señor, la oración, que como un perfume sube hasta Dios. Pero, así como el incienso necesita quemarse para perfumar, la oración necesita también ‘quemar’ un poco de tiempo, gastarlo para el Señor. Y hacerlo de verdad, no solo con palabras.
  • La mirra, el ungüento que se usará para envolver con amor el cuerpo de Jesús bajado de la cruz. El Señor agradece que nos hagamos cargo de los cuerpos probados por el sufrimiento, de su carne más débil, del que se ha quedado atrás, de quien solo puede recibir sin dar nada material a cambio. La gratuidad, la misericordia hacia el que no puede restituir es preciosa a los ojos de Dios.

Resaltando la generosidad de los Magos, nos invita, «a hacer el bien sin cálculos, incluso cuando nadie nos lo pide, incluso cuando no ganamos nada con ello, incluso cuando no nos gusta. Dios quiere esto». Como ejemplo de regalos que agradan a Jesús, el Papa ha citado «cuidar a un enfermo, dedicarle tiempo a una persona difícil, ayudar a alguien que no nos resulta interesante, ofrecer el perdón a quien nos ha ofendido».

Para terminar: “En este tiempo de Navidad que llega a su fin, no perdamos la ocasión de hacer un hermoso regalo a nuestro Rey, que vino por nosotros, no sobre los fastuosos escenarios del mundo, sino sobre la luminosa pobreza de Belén. Si lo hacemos así, su luz brillará sobre nosotros”.

Juan e Inma † (Sevilla 120A)