Vivir la misión con Alegría: de la teoría a la práctica

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Vivir la misión con Alegría: de la teoría a la práctica

Hace dieciséis años que pertenecemos a Equipos de Nuestra Señora. Del equipo hemos recibido muchas cosas, mucho más de lo que hemos dado, sin duda, pero tal vez, el Movimiento es algo que siempre nos ha quedado un poco más lejano. Sabemos que pertenecemos a algo más grande que el equipo, que nos llega la carta de vez en cuando, que se organizan jornadas, retiros, convivencias… que hay alguien que dedica su tiempo en la lejanía.

Hasta aquí este podría ser el inicio de la historia de muchas parejas de equipistas, nada nuevo.

Pero, de repente, nuestro equipo empezó a cambiar. Nuestro consiliario empezó a asumir responsabilidades en la Superregión y, como no podía ser de otra manera, empezó a repartir también responsabilidades a algunas parejas del equipo.

Empezamos a relacionarnos con nuevos términos, nuevas palabras que nos sonaban pero que no teníamos muy claras: ERI, colegio superregional, etc.…. Comenzamos a conocer algo más el Movimiento: la web, los perfiles en Twitter y  Facebook, y a ver con otros ojos los materiales que nos llegan y que tanto nos ayudan.

Llegamos a la cuarta reunión de este curso –Una  comunidad misericordiosa-  y una pregunta saltaba del libro: ¿Cómo vivimos nuestra pertenencia concreta a ENS? Pensábamos que “deberíamos implicarnos”, pero también que “ahora no es buen momento”, “ya tenemos muchas obligaciones en la parroquia” o “total, no somos tan necesarios, hay mucha gente válida”, y todas esas excusas que tanto nos gustan y tanto definen nuestra vida y nuestro compromiso, pues nosotros somos muy de lo cercano, lo que conocemos, lo que tenemos al lado y de esta manera delegamos en otros, porque hay otras personas que se encargan de cuestiones más grandes y más generales.

Y aunque uno lo quiera, en esta vida podemos correr, pero no escapar. Así, en la quinta reunión –vivir  la misión con alegría-  otra vez la pregunta: ¿Podemos involucrarnos más?  Y en la reunión de grupo llegó la llamada: Hacen falta pilotos. Y dijimos “Vale, nos apuntamos a pilotar”.

Lo dijimos con la boca pequeña, pensando que habría más gente, que no nos llamarían. De hecho hace unos años nos ofrecimos pero no llegó a cuajar.

Pero el Señor es “pesado”, y cuando llama, se puede correr, apagar el móvil, o encerrarse en una cueva, porque Él ya ha previsto lo que tiene para nosotros, como vamos a reaccionar y cómo va a salir todo. Así que, dos días después de decir sí, nos llamaron y nos asignaron un equipo para pilotar.

Todo fue rápido, ¡quién sabe si para que no pudiéramos pensar ni nos diera un ataque de pánico! En menos de cinco días teníamos equipo, lo habíamos conocido y estábamos inscritos a las jornadas de pilotos.

¡Dios mío!, ¿dónde nos hemos metido? ¿Pero qué ejemplo vamos a ser nosotros? Y en las jornadas descubrimos  el porqué de todo esto. No somos nosotros los que vamos a pilotar, sino que es Dios quien lo hace a través de nosotros. Es un servicio al Movimiento sí. Y un servicio muy necesario, también. Pero sobre todo es un servicio a Dios.

De las jornadas de pilotos podríamos destacar muchas cosas: la convivencia, conocer otras realidades, compartir con otras parejas… pero nos quedamos especialmente con dos ideas:

  • Es un servicio, hace falta gente, somos parte de ENS y no podemos guardar para nosotros todo el bien que nos hace.  
  • Y por otro lado decimos: “Señor, lo hago en tu nombre, ayúdame para que escuchen tu voz. Ayúdame para que puedan verte”.

Así que, aquí estamos, viviendo la Misericordia del Señor… ¡con alegría!

Equipo 12 - Sector D - Región Levante y Murcia